octubre 28, 2004

En la Historia: Presidencia de la Cámara

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En 1994 el prestigio de Jorge Schaulsohn había crecido considerablemente. Reelecto diputado por Santiago con la primera mayoría, Schaulsohn se preparaba para ocupar una importante magistratura en los tiempos de la transición: La Presidencia de la Cámara, y lo hizo con una gestión notable que se volcó con fuerza hacia la transpariencia, la probidad y la eficiencia. Temas nuevos que no siempre contaron con la comprensión de aliados y adversarios y que debió alzarse con manifestaciones constantes de independencia y coraje. A continuación la historia de un parlamentario de un estilo inédito que lanzó el aserto "ya pasó la moda el stalinismo político" o "la Concertación no es un regimiento".

En marzo de 1994 el flamante Presidente de la Cámara no estaba dispuesto a irse con chicas. Había sido electo como el representante del órgano fiscalizador y estaba dispuesto a que ello viniera en beneficio de un ejercicio político claro y transparente. "Sabía que era un tema que no estaba en agenda, pero que era indispensable para el futuro. Necesitabamos más democracia, pero también asegurar la calidad de la que ya teníamos", recuerda Schaulsohn.

La primera medida que hizo el Presidente de la Cámara fue crear la Comisión de Ética dentro de la Cámara. En síntesis se trataba -en sus propias palabras- de "cautelar el comportamiento de los propios legisladores", algo que se vio con sospecha en muchos círculos de poder. "Esto era importante, porque existía una noción de invulnerabilidad que podía llegar a ser muy pernicioso para la democracia".

Aparejado a la medida, Schaulsohn pidió que el Ejército constituyera una Comisión investigadora que indagase en el tema de las violaciones de los Derechos Humanos. "Era algo necesario de asociar, no podíamos pedir transparencia y verdad sin que nosotros hiciesemos algo similar", reflexiona hoy el ex diputado.

La iniciativa no eran sólo palabras. De hecho, Schaulsohn empujó desde la testera de la Cámara la Comisión que debía investigar el bullado caso de Codelco, que complicaba a la Concertación. "Ha faltado voluntad política para abordar el tema de la corrupción", señaló en su momento un Schaulsohn que ya tiraba para el niño terrible .

En picada en este tema, Schaulsohn abordó la "relación incestuosa entre el sector empresarial y el político", punto sensible y débil por el cual se infiltraban las prácticas corruptas. Por ello, el diputado pedía una Ley de Probidad que impidiese mezclar en una persona los intereses públicos y empresariales.

Asimismo, el proyecto implicaba una mayor supervisión del uso de dineros fiscales.

En suma, atacaba todos los flancos, generando incomodida en todos los sectores. Con ello, Schaulsohn iniciaba la discusión rspecto del financiamiento de los partidos políticos, pues -según él- quedaban expuestos frente a los intereses privados en cuanto estos los financiaban. Cuando Schaulsohn expuso ese vórtice, la totalidad de las bancadas le pidieron explicaciones: "Diputados dolidos por afirmaciones del Presidente de la Cámara Baja", fue el título de la nota de El Mercurio del 22 de junio de 1994. Ante ello, Schaulsohn reiteró sus impresiones. "Ahora es un tema claro, pero en el momento significaba pegarle una patada al tablero que muchos no estaban dispuestos a asumir", rememora el ex diputado.

"El Congreso no va a ser dócil para Frei. Va a ser un Congreso, espero, constructivo, pero que está ávido de participar como un actor en la conducción del país: cumplir el rol que a los parlamentos verdaderamente les corresponde", declaró a la desaparecida Revista Hoy.

No obstante, la colaboración de Schaulsohn con el entonces Presidente Eduardo Frei fue estrecha. De hecho, cuando el país vivió con vergüenza el "yo no renuncio" del general Rodolfo Stange, implicado indirectamente en el "Caso degollados" cuando era general director de Carabineros, Schaulsohn señaló en su momento "El general no tiene la autoridad moral, en esta circunstancias, para tomar decisiones y dictar órdenes que se requieren de un General Director", espetó.

En otro plano, Schaulsohn abordó el tema de la eficiencia parlamentaria, en circunstancias en que la labor del Congreso iba decayendo paulatinamente en su impresión positiva entre los ciudadanos. Una de las medidas fue la apertura a los medios de comunicación en el Congreso a la hora de las votaciones, "una medida fundamental que impedía hacer ver ese viejo vicio del doble estandar donde se decía una cosa en público y se votaba todo lo contrario en privado", recuerda Schaulsohn. Además, el estilo Schaulsohn tuvo efectos concretos, en dos meses la Cámara había despachado setenta proyectos en julio de 1994. También inauguró el Canal de la Cámara, destinado a darle transparencia al trabajo legislativo y redujo los gastos de la cámara en 200 millones de pesos.

Entre otras batallas del díscolo diputado, Schaulsohn fue el primero en señalar que los desafíos de Chile eran económicos y no políticos, y que ello pasaba por apostar a la apertura del país al exterior -cuyo resultado son los acurdos de libre comercio de hoy- y la redistribución del ingreso.

En el plano municipal, Schaulsohn también fue protagonista, pues planteó que no bastaba con la mera elección popular de las autoridades, sino que era importante dotar al Concejo de atribuciones fiscalizadoras.

Cuando terminaba su presidencia de la Cámara, el PPD lo ungía como su presidente. Ello, levantó una ácida polémica que en su grado más pueril se manifestó a través de una supuesta incompatibilidad de funciones como presidente de partido y de la Cámara a la vez. Con todo, Schaulsohn asumió la presidencia de su partido e inauguró un estilo de hacer política de defensa de la ciudadanía e independencia que hoy es fructífero.

octubre 28, 2004 at 01:15 p.m. in En la historia | Permalink | Comentarios (1) | TrackBack

octubre 23, 2004

En la historia: Los Pinocheques

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Cuando estalló el caso de las cuentas del general Augusto Pinochet en el Banco Riggs muchos se sorprendieron y otros se hicieron los sorprendidos. No faltó quien recordara el caso de los famosos Pinocheques. Jorge Schaulsohn cuando fue diputado tuvo en sus manos este caso al ser elegido en la Cámara como presidente de la Comisión investigadora creada para este tema.

Cómo cambian los tiempos. Hoy, el general Pinochet está sólo y acusado, en circunstancias en que en el año 1990 era el todopoderoso militar capaz de acallar uno de los escándalos de corrupción más grandes de la Transición.

En la lógica de las historias paralelas, hoy Pinochet es seriamente cuestionado por la procedencia de su millonaria cuenta personal en Estados Unidos, ayer, su hijo Augusto, comenzaba a ser acorralado por la existencia de unos cheques firmados por el Ejército a su nombre, sin que se haya demostrado la licitud de aquel movimiento.

La diferencia entre 2004 y 1990 "fue y es la posición de los Pinochet en el escenario político chileno", cuenta Jorge Schaulsohn. "Pinochet ahora es renegado por quienes lo sostuvieron, estuvo a un tris de ser juzgado en España por crímenes peores de los que ahora se le acusan y hemos logrado disminuir al mínimo su relevancia como actor político. Antes era distinto, era el comandante en jefe del Ejército y su influencia política era determinante".

Ante la consulta de si se considera valiente por haber asumido la presidencia de la Comisión Investigadora de la Cámara para los Pinocheques, Schaulsohn prefiere usar otra expresión: "osado". Sí, pues en cuanto tomó la cabeza del cuerpo legislativo para el caso le llovieron las amenazas y las presiones para tapar con tierra una situación que apremiaba a algunos y que incomodaba a otros.

"Fue duro, pero había que hacerlo, porque entendí que la nueva democracia no podía fundarse en un principio nefasto: la desigualdad ante la ley", recuerda Schaulsohn.

En síntesis, Pinochet Hiriart fue cuestionado por recibir por parte del Ejército tres cheques por un monto cercano a los mil millones de pesos sin que se haya probado la prestación de servicio alguno, máxime de lo irregular de la situación en que un hijo del comandante en jefe de la tuviese esa clase de vínculos con esa institución.

Ante ello, la Concertación consideró que la Cámara debía montar una Comisión Investigadora, pese a que el Ejército calificó la operación como "un secreto" que era necesario resguardar. El establecimiento de la Comisión se entendió dentro del marco "del ejercicio irrenunciable de las facultades constitucionales que tiene la Cámara de Diputados como Cámara fiscalizadora, es nuestro deber, nuestra obligación, proponer la constitución de la comisión investigadora".

Pese a la oposición de la derecha, la Comisión se constituyó, siendo miembros -aparte de su presidente, Jorge Schaulsohn- Alberto Espina, Andrés Chadwick, Eugenio Ortega, Sergio Elgueta, Sergio Velasco, Rodolfo Seguel, Raúl Urrutia, Francisco Bayo, Felipe Valenzuela, Akin Soto, Pedro Guzmán y Jaime Campos.

Tras la decisión adoptada -coincidencia- un 31 de octubre de 1990 (fecha de la próxima elección) Schaulsohn indicó que en los 90 días de plazo llamaría a los involucrados, sin descartar la citación del general Pinochet.

En el período de investigación sólo se alacanzó a citar a declarar al brigadier Luis Arangua, el jefe de Material de Guerra del Ejército, quien dio una explicación sobre los egresos del Ejército a nombre de Pinochet para pagos con la empresa Valmoval.

La explicación no satisfizo a la comisión, como tampoco el argumento que presentaba el Ejército en orden a que la operación financiera era un secreto en cuanto afectaba la seguridad nacional. Por ello, se continuó con las indagatorias que cerraban más el círculo, pero antes de tener algo concluyente en el contexto de presiones y amenazas anónimas cualquier error se pagaría caro, estalló el "Ejercicio de Enlace" del 20 de diciembre de 1990, en el que el Ejército se acuarteló en una clara señal de hostilidad.

"En esa época sonaba aún la frase de Pinochet 'no me tocan a ninguno de mis hombres', y menos si ese hombre era el hijo del general", se recuerda Schaulsohn, qien vivió con angustia esas horas de abierta amenaza a la democracia y al Estado de Derecho.

El mensaje fue claro y en serio, y finalmente el Gobierno cedió a las presiones y la comisión no pudo completar su labor. Finalmente "la salida política por razones de Estado" primó por sobre las consideraciones éticas, pero "de todos modos iniciamos un debate en cuanto a la probidad que es fértil hoy", cuenta un Jorge Schaulsohn que en alguna medida siente satisfacción por verse en cumplimiento ese viejo adagio que reza "la verdad al final siempre se sabe".

octubre 23, 2004 at 02:48 a.m. in En la historia | Permalink | Comentarios (1) | TrackBack

septiembre 29, 2004

En la Historia: Schaulsohn diputado, Primer Período

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Los primeros años de la democracia fueron tiempos difíciles e inciertos. Tras la elección de Jorge Schaulsohn como diputado había que asegurar y profundizar un nuevo régimen democrático no sin amenazas y fuerzas concretas que pugnaban por introducir más enclaves autoritarios o que tendiesen a guardar el stau quo. Como diputado, Schaulsohn estuvo en el centro del debate.

En los largos dos años que van desde el plebiscito de 1988 hasta la asunción de Patrico Aylwin al poder, la dictadura tuvo la tentación de imponer más cortapisas y leyes de amarre para el régimen que nacía. Para evitarlo, hubo que hacer un hábil juego político en el cual destacó Jorge Schaulsohn.
Si bien la Concertación y el régimen habían acordado algunas reformas constitucionales -las cuales se plebiscitaron- estas eran claramente insuficientes.

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"En ese momento aceptamos las reformas constitucionales porque era el único modo de sacar los aspectos más groseros de la Constitución de Pinochet y con la composición poco democrática del Senado era imposible pensar hacerlo por esa vía, pero de igual manera teníamos que crear las condiciones para una segunda reforma capaz de hacer una Constitución legítima", recuerda un Jorge Schaulsohn que lamenta no haber podido profundizar más en este aspecto qe todavía hoy pena.

De todos modos Schaulsohn y el diputado Gutenberg Martínez pugnaron por sacar adelante una reforma constitucional que no pudo ser y que para Schaulsohn hubiese sido muy positivo caminar hacia un régimen parlamentario. No obstante, la lógica de esa lucha sí tuvo dividendos. Ello, porque la dictadura antes de entregar el poder estuvo dispuesta a "legislar" antes de que entrara en vigencia el nuevo Congreso en aspectos claves que hubiesen significado más leyes de amarre: las modificaciones de las leyes orgánicas de Codelco (para privatizarla), el Banco del Estado, Corfo, las Fuerzas Armadas y la de funcionamiento del Congreso. En esta operación, Jorge Schaulsoh fue clave, pues denunció las intenciones de la Junta "entre gallos y media noche", la cual tuvo que hechar pie atrás.

Así, entre éxitos y fracasos, se hizo el traspaso de mando después de 17 años de dictadura. Patricio Aylwin gobernaría cuatro años intentando profundizar la democracia y resolver el problema de los Derechos Humanos contra una derecha que se empecinó en socavar todo intento desde las cómodas trincheras que les legó la dictadura, matizado ello por la "democracia de los acuerdos" de Andrés Allamand, que permitió algunos avances.

"Entre los fracasos me encontré con la negativa cerrada de la oposición por reformar la ley laboral. recién con el presidente Ricardo Lagos pudimos obtener un Seguro de Desempleo, que yo plantié en 1989", recuerda schaulsohn.

En cambio, Schaulsohn tuvo un relativo éxito a la hora de jugarse por una auténtico "estigma" de la época: la mantención de presos políticos en plena democracia. Así, él, junto a Andrés Aylwin, Jorge Molina y Gutenberg Martínez bogaron por modificar la "ley antiterrorista", que impedía la libertad de quienes habían luchado contra la dictadura.

"Nunca compartí sus métodos, pero era evidente que habían recibido denegación de justicia, torturas y no contaban con un debido proceso", recuerda Schaulsohn, quien en su momento declaró que "no se ha respetado las normas de debido proceso, si estas personas han cometido algún delito, ya lo han pagado con creces por cuanto muchos de ellos quedaron detenidos en calidad de procesados un tiempo superior al que podría corresponder como condena".

Asimismo -según Schaulsohn recuerda- había que hacer un desagravio al Presidente Salvador Allende, quien fue sistemáticamente vilipendiado por la dictadura. Por eso, tras los emotivos funerales que le practicaron en septiembre de 1990, el actual candidato propuso un monumento en la Avenida Santa Rosa.

En lo político, Schaulsohn planteó al Congreso como un espacio de reencuentro democrático, donde las mayorías respetasen a las minorías. También se jugó por traer de vuelta al Congreso a Santiago, en aras de una mejor función fiscalizadora de la Cámara y de la eficiencia del Legislativo.

Otro proyecto que llegó a buen puerto fue su moción anti discriminación y pro igualdad de oportunidades, ambos temas se mostrarían muy relevantes para el debate futuro.

Pero donde sin duda Schaulsohn tuvo su mejor momento fue como presidente de la comisión investigadora de los "Pinocheques", un capítulo que pronto abordaremos.

septiembre 29, 2004 at 01:18 p.m. in En la historia | Permalink | Comentarios (1) | TrackBack

septiembre 20, 2004

En la Historia: La campaña de 1989

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Una vez pasado el plebiscito y aprobadas las reformas constitucionales llegó la hora de elegir a las autoridades democráticas en la elección parlamentaria de 1989. Patricio Aylwin resultó el candidato presidencial de consenso. Por Santiago Poniente el candidato fue Ricardo Lagos, por el distrito 22, Santiago, el abanderado fue Jorge Schaulsohn.

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"Quiero que el sol vuelva a Santiago fue la frase con la que quisimos graficar toda la alegría que significaba el fin de una época", recuerda Jorge Schaulsohn respecto al eslogan de campaña en la que se elegía el nuevo Congreso.

La lógica del momento consistía en alcanzar grandes mayorías para otorgar un poder Ejecutivo que respaldase a Aylwin, quien de seguro sería Presidente. Para ello había que doblar la lista de la derecha, lo que se veía como muy difícil en Santiago. Pese a que el sistema binominal era (y lo sigue siendo) perverso en ese sentido, los candidatos de la Concertación trabajaron para captar la máxima cantidad de votos y elegir a dos diputados.

La ausencia total de elecciones parlamentarias durante la dictadura hacía imprevisible un resultado y las preferencias por cada partido eran inestimables. Al final, no se cumplió con el objetivo de doblar a la derecha, pese a que los candidatos de la Concertación obtuvieron altas votaciones, y Jorge Schaulsohn fue electo como la primera mayoría del pacto.

"A la alegría de mi elección, hubo que sumar una cuota importante de preocupación", rememora Schaulsohn, quien pese a ser electo vio como se perdía su compañero de lista, Luis Pareto y el mismo Ricardo Lagos en la senatorial. "Quizá ahí nos dimos cuenta que iba a ser realmente difícil todo esto", reflexiona Schaulsohn, ante la confirmación de la existencia de un sistema electoral que iba a amarrar institucionalmente muchos aspectos y que al final marcaría las características de la Transición.

La Concertación alcanzó mayoría en la Cámara, pero no así en el Senado, donde pese a doblar en varias Circunscripciones, la presencia de los senadores designados hacían de ese órgano una fuerte trinchera del pinochetismo.

La campaña

Pese a ese bautizo de agua fría, Schaulsohn recuerda como un buen momento esa elección. Era electo diputado por Santiago, al igual que su padre, don Jacobo Schaulsohn, y estaba convencido de que sería un aporte para la nueva democracia que nacía. "No había experiencia y teníamos que probar los límites prácticos de la institucionalidad".

En ese sentido, Schaulsohn entendió que había contraido un compromiso con el país y con su electorado. el diario La Época sintetizó sus aspiraciones: "Hacer de Santiago un lugar para vivir. aumentar las áreas verdes en el sector. Estabilizar la democracia. Democratizar las instituciones. Lograr un parlamento fuerte para Patricio Aylwin. Controlar y superar los problemas de salud, empleo, seguridad y vivienda del distrito". "Son problemas que persisten en Santiago -reflexiona el hoy candidato- y como en la época no había elección de alcaldes, los diputados teníamos que representar a nuestros distritos en todo ámbito".

En ese sentido, la prioridad fue el restablecimiento de la democracia, pero Schaulsoh la entendía y entiende como una institución de vocación social. "Los vecinos se han empobrecido dramáticamente en estos 16 años. Hay una gran cantidad de viviendas deterioradas y un grave problema de hacinamiento. mucha gente vive en cités y conventillos insalubres", dijo a los medios de comunicación en ese momento.

Y si cualquier parecido con la actualidad no es mera coincidencia: "La Municipalidad nada ha hecho por ayudar a los pobladores. Las gestiones de los alcaldes Bombal y Honorato han sido nefastas. La contaminación es un atentado insoportable para la población. El subempleo es crítico. el 70 por ciento del distrito gana menos de 15 mil pesos mensuales".

Pese al diagnóstico, esa elección fue un tiempo de esperanza. "La futura democracia tiene que ser mejor que la que perdimos", dijo en la Revista Cosas en 1989. Luego en su proclamación en el Teatro Cariola, Ricardo Lagos destacó su importancia en la estrategia electoral del plebiscito y se inició una campaña. que se recordó como alegre y que dio los ánimos para navegar en una transición difícil.

En las fotos, dos pegatinas de la época de campaña. El avión y Ana González, la Desideria, dos íconos de una elección memorable

septiembre 20, 2004 at 02:05 a.m. in En la historia | Permalink | Comentarios (3) | TrackBack

septiembre 11, 2004

En la Historia: El Triunfo del "NO"

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Un cinco de octubre de 1988 era el comienzo del fin a uno de los períodos más negros de la historia, cuyo inicio también tiene fecha precisa: once de septiembre de 1973. Ese día de octubre ganaba el "NO" pese a las incertidumbres que se mantuvieron hasta último minuto, cuando la dictadura todavía evaluaba no reconocer los resultados que decían "NO" al candidato único, Augusto Pinochet Ugarte.
Después: la Transición. "Cuando se reconoció el triunfo del "NO" sentí alivio y celebré a rabiar, pero sabía que se avecinaba un período lleno de complicaciones", recuerda Jorge Schaulsohn, un reconocido hombre clave en convencer a las fuerzas políticas más izquierdistas de que se podía derrotar a Pinochet en el juego que él mismo inventó e impuso.

La campaña de 1988 es recordada como uno de los momentos de mayor efervecencia política, marcada por un sentimiento de profunda alegría. El arcoiris que representaba a la multicolor Concertación era su símbolo y el epílogo triunfante de la más linda jornada electoral que Jorge Schaulsohn haya vivido.

Sin embargo, las luces de ese momento, que por un instante pareció borrar los años oscuros y grises de la dictadura, fueron el resultado de un cálculo político arriesgado e incierto.

El plebiscito de 1988 fue inventado e impuesto por Pinochet con el expreso objetivo de legitimar institucionalmente su dictadura, llevándola -en el mejor de los casos- a transformarse en un régimen autoritario con algunos tintes democráticos destinados a guardar las apariencias.

En la oposición había plena claridad de ello, pero algunos estimaron que era posible "cazar a Pinochet en su propia trampa". El objetivo podría alcanzarse si es que podían obtener del gobierno algunas garantías de transparencia en la elección. La venida de Juan Pablo II y cierto clima de apertura por parte del régimen que buscaba legitimarse daban pábulo para pensar que era posible. El contacto con actores internacionales que se comprometieron a observar la elección chilena (la primera democrática en 16 años) y un sistema de cómputos paralelos fueron los resguardos suficientes como para arriesgarse a amenazas ciertas de fraudes, autogolpes o el simple no reconocimiento de un eventual triunfo.

La misión consistía en convencer a los opositores que creían impensable que Pinochet se dejara cazar en ese juego. "Necesitabamos toda la unidad posible, y aunque quienes tenían esas sospechas no dejaban de tener razón, como casi quedó demostrado la noche del triunfo en que estuvimos cerca de un arrebato de un triunfo legítimo, creíamos que no había otra alternativa. Lo otro era no participar que Pinochet hiciera su coreografía democrática y obtuviera el 60 ó 70% de los votos y esperar a que algo pasara. Por último, había una oportunidad y sentimos que había que tomarla", recuerda Schaulsohn, un hombre clave en el convencimiento de el Partido Socialista de Clodomiro Almeyda de que integrase la Concertación de partidos que iba a disputar su opción en octubre.

Al final todo el PS se convenció, e incluso en los últimos instantes el Partido Comunista se sumó a la estrategia concertacionista -sin sumarse al conglomerado-, y empezó a montarse una máquina electoral con todas las dificultades de 16 años sin práctica. Lo primero fue llamar a inscribirse a los registros electorales. Después enseñar a votar y no cargar publicidad opositora en las solapas porque en esos entonces eran requisadas junto con las cédulas de identidad que habilitaban para votar. Al final movilizar a los opositores, quienes participaron de una campaña que juntó a millones en las famosas concentraciones por el "NO".

En la campaña misma -recuerda Schaulsohn- fue muy importante "la idea de entregar esperanza, alegría, paz y democracia. Teníamos que mostrarnos como una alternativa real y capaz de entregar una oferta al país a pesar de la campaña sistemática del "Sí" por hacernos ver como un conglomerado desunido, violentista y que quería regresar a la UP. Necesitabamos ofrecer futuro a la vez que informar de un montón de cosas horribles que fueron acalladas en tantos años. Era difícil combinar ambas, pero al final todos entramos en sintonía y lo hicimos".

El día mismo de la elección la alegría de una campaña impecable y hermosa compitió con la ansiedad. A la virulencia de la campaña del "Sí" se le inoculó con entusiasmo y altura moral, pero qué hacer con un eventual fraude o autogolpe que se veía venir mientras el subsecretario de interior Alberto Cardemil retrasaba hasta la impaciencia la entrega de los cómputos oficiales.

En la sede del "NO" frente a la casa central de la Universidad Católica y a pasos del Diego Portales, había perfecta claridad que el "NO" ganaba con holgura. El esfuerzo de llevar la cuenta paralelamente dio resultado y fue sumamente eficiente. Al final el reconocimiento del triunfo opositor por parte del general Matthei a altas horas de la noche dio paso a la celebración. "Estaba feliz y celebré a rabiar, pero sabía que a partir de la mañana del otro día se habrían desafíos tan complejos como este. Empezaba una difícil Transición que no iba a estar excenta de riesgos", recuerda Schaulsohn.

septiembre 11, 2004 at 11:41 a.m. in En la historia | Permalink | Comentarios (3) | TrackBack

septiembre 07, 2004

En la Historia: La lucha por la democracia

de_cara_al_paisInauguramos nueva sección en DaleSantiago. Se trata de recordar la destacada participación de Jorge Schaulsohn en la historia política del país. Regularmente abriremos los archivos personales de Schaulsohn para comentar distintos hitos de su carrera. Partimos con su destacada participación en el programa "De cara al País", donde dirigentes opositores a Pinochet por primera vez tenían la oportunidad de dirigirse a los chilenos.

afiche_de_cara_al_paisTras años de lucha por recuperar la democracia, destacados opositores fundaban el Partido por la Democracia, para que pudieran participar en las elecciones que se venían todos quienes estaban afectos al injusto y antidemocrático artículo octavo -hoy derogado- de la Constitución de Pinochet.

Había un clima de insipiente apertura y Canal 13 invitaba por primera vez a dirigirse a los chilenos. El espacio marcó historia por el emplazamiento del actual Presidente, Ricardo Lagos, a Pinochet. El episodio fue conocido como "el dedo de Lagos" que lo catapultó como líder nacional. En la ocasión, junto a Lagos, estaban Carolina Tohá, Armando Jaramillo y Jorge Schaulsohn, quien era secretario general de la nueva agrupación. Todos ellos fundadores del PPD, agrupación que se mostraría clave en el juego político de entonces y de hoy.

"Las palabras de Lagos a Pinochet fueron fundamentales para perder el miedo y ganar el plebiscito de 1988", recuerda Schaulsohn. "En ese momento nos dimos cuenta que podíamos ganar y hacer que se respetase un resultado favorable en la elección", recuerda el candidato.

En cuanto a su participación. Schaulsohn fue uno de los fundadores del PPD, quien tuvo la misión de convencer a los partidos y dirigentes proscritos de que un partido "instrumental" les permitiría presentarse a la elección.

Luego, en plena transición, Schaulsohn fue el presidente del PPD y ahí se cimentó la idea de que el PPD no sólo cumplió con una misión precisa, sino que tenía una proyección mayor, al agrupar a distintas personalidades provenientes de distintos mundos políticos (radicales, socialistas, comunistas, humanistas, etc), transfortmándose en un espacio de diversidad y diálogo progresista.

En la foto: Una imagen recogida del Diario La Época y el inserto que el programa publicó en el mismo diario en el cual confundieron a Jorge Schaulsohn con su padre, Jacobo.


septiembre 7, 2004 at 03:44 p.m. in En la historia | Permalink | Comentarios (0) | TrackBack